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Sobrarbe cuidadora de las emociones
El autocuidado y su importancia
Nuestra salud mental y física depende en mayor parte de la puesta en práctica del autocuidado. Este se basa en llevar a cabo acciones que sabemos que nos sientan bien. Suena básico, pero es una práctica difícil de aplicar, debido a que las dinámicas laborales y de la vida cotidiana someten a las personas a situaciones de estrés, a las obligaciones, a la monotonía de mirar siempre hacía fuera o a estar más pendientes de las necesidades de los demás que de las propias, entre otras. Como ya hemos comentado en otros episodios, es común, no percibir este tipo de situaciones hasta que el cuerpo avisa, con una dolencia física o emocional. Detener esta rueda poniendo límites, sanando el cuerpo y la mente, previendo el desgaste, y salir de estas dinámicas resulta complejo.
El autocuidado es esencial para poder prevenir estados emocionales intensos, ya que con una base de cuidado personal, las situaciones difíciles se afrontan de diferente manera. Es una acción, que en sí, solo se puede hacer uno a sí mismo y tiene que ver con atender las necesidades físicas, mentales, emocionales, sociales y espirituales. El autocuidado no es hacer más cosas, sino descubrir las que nos aportan tranquilidad y bienestar e incluirlas en nuestras rutinas. Cada persona, en el fondo, sabe lo que necesita, y a partir de la escucha honesta de sus necesidades, se puede averiguar qué está necesitando. ¿Para ti, qué es el autocuidado?
En esta práctica puede aparecer la culpabilidad o la sensación de estar comportándose de forma egoísta, ya que por atendernos, podemos tener la sensación de no atender a los que nos necesitan (hijos, personas mayores, personas a cargo) o a nuestras obligaciones (trabajo, compromisos sociales), es normal sentir esto y por eso es importante que en nuestras dinámicas familiares y laborales exista el cuidado colectivo. Para que esto llegue a ser una realidad, debe haber una cooperación y un equilibrio dentro de estas dinámicas sociales que permitan los cuidados, como paridad en las tareas u obligaciones de todos los miembros del sistema familiar, ofrecer y recibir buenas prácticas en el ámbito laboral, realizar horas de trabajo/cuidado que permitan el descanso, cobrar unos sueldos que permitan vivir sin precariedad, y todos cuidados posibles en la relación personal ¿Cuáles más se te ocurren?
El autocuidado tiene que ver con cuidarse en el día a día y, sobre todo, en los peores momentos, poder hacer cosas que sabemos que nos sientan bien, como tener buenos hábitos, comer saludable, descansar, hacer actividades que nos resulten agradables, poder disfrutar del tiempo libre, etc. También siendo amable con uno mismo cuando algo no sale bien y ayudarse a hacerlo mejor, dejando las conductas autodestructivas para ayudarse a ir hacia arriba, o buscar los propios recursos para no depender de los demás si estos no están. También se trata de cuidar nuestras emociones, compartir los problemas con personas de confianza, poner límites y detenerse antes de responder a las demandas del exterior. ¿De qué formas prácticas el autocuidado y el cuidado colectivo?
Esto del autocuidado, suena bien, porque puede prevenir patologías físicas y mentales, mejorar la toma de decisiones de tu salud, mejorar la autoestima y mantener buenas relaciones sociales, pero, ¿Qué pasa si no tengo tiempo? Si no doy espacio a cuidarme seguramente mi cuerpo acabe respondiendo, y antes de esto, debemos tratar de incluirnos en nuestra agenda o nuestra rutina, priorizando nuestro autocuidado. ¿La razón? porque el autocuidado es salud, y la salud es el motor que nos mueve. Sin salud, mental o física, no podemos vivir con calidad. Como hemos dicho, somos seres sociales en constante relación y es inviable pensar solo en nosotros, ya que vivimos dentro de organizaciones sociales, por eso, el fomento de la relación de cuidado colectivo es esencial para poder ejercer también el autocuidado.
Dicho todo esto, ¿Qué aspectos podrías mejorar en tu relación con el autocuidado?
