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8 de marzo. Día internacional de la mujer

Creía que el día que me tocase escribir sobre feminismo sería más fácil, pero ahora que me enfrento a ello se me hace muy complicado resumir tanto en tan poco espacio.
El feminismo no es una chapa o una camiseta. Es una ideología política. Un sentimiento. Una forma de ver la vida y conducirte a través de ella.

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Es el movimiento que defiende y trabaja por alcanzar derechos para TODAS las mujeres, independientemente de la raza, condición social, orientación sexual, etc. Porque todas, en mayor o menor medida, sufrimos la discriminación por el único rasgo que nos une entre nosotras: ser mujeres. Y no por ello somos un colectivo. Somos la mitad de la población. El 49,5% para ser exacta.

Se busca, por tanto, la igualdad entre mujeres. Procurando, desde los años 60 la abolición del género, que es el verdadero motivo de la desigualdad, mediante el cual se justifica la inferioridad de las mujeres.

Desde el feminismo se busca también la abolición (que no prohibición) de todas las formas de opresión hacia las mujeres: la mutilación genital femenina, la prostitución, los vientres de alquiler, matrimonios forzados, etc. Aunque, en realidad, todas estas manifestaciones desaparecerían si se aboliese el género.

Por todo esto, el día 8 de marzo, día internacional de la mujer, se instaura para reivindicar todo aquello que nos falta por conseguir para lograr una igualdad plena. Sin olvidar todos y cada uno de los avances que hemos ido alcanzando a lo largo de los siglos.

Fue en 1910, durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas cuando Clara Zetkin propuso celebrar todos los años una manifestación internacional en honor a la lucha de las mujeres por sus derechos y su libertad.

¡¡¡112 años manifestándonos!!!

La conciencia feminista ha existido desde siempre. A lo largo de la historia han ido sucediéndose mujeres que se han revelado contra el rol que la sociedad le había asignado. Son mujeres que han permanecido ocultas durante mucho tiempo pero que ahora están ocupando el lugar que les corresponde en la historia gracias a los nuevos estudios e investigaciones con perspectiva de género.

Por ejemplo, en el siglo XV Christine de Pizan, quedó viuda con 25 años, 3 hijos a su cargo, una madre y una sobrina, sacó a su familia adelante escribiendo. Una de sus obras más acorde con el feminismo es "La ciudad de las damas". Una distopía en la que muestra como sería la ciudad si hubiese sido gobernada por mujeres.

Se ha fijado el inicio del movimiento feminista en la Revolución Francesa, donde las mujeres ocuparon un papel fundamental en las reivindicaciones de los derechos del pueblo de Francia.

Y este fue su primer desengaño amoroso. Porque cuando se publicó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, vieron que el título no era masculino genérico, si no que ¡se habían olvidado de las mujeres! Eso tan idílico de "libertad, igualdad y fraternidad" sólo iba dirigido a la mitad de la población. A la de siempre. A los hombres.

A Olympe de Gouges le sentó realmente mal y al poco tiempo publicó su "Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana". 2 años después fue guillotinada a manos de aquellos con quienes había luchado por la revolución.

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Toda la ilusión que vivieron creyendo poder conseguir los derechos tan anhelados se vino abajo con el asesinato de Olympe, y pensaron que quizás se las tendría más en cuenta si conseguían el voto.

De ahí surgió el movimiento sufragista, que reivindicaba el voto para la mujer en igualdad de condiciones que el hombre. Pero la lucha fue dura y tardó años en llegar. En Inglaterra les fue permitido a cambio de desempeñar los trabajos que habían quedado vacantes cuando los hombres se incorporaron al frente en la Primera Guerra Mundial. Fueron años de manifestaciones, huelgas, actos violentos (eso sí, sin víctimas), encarcelamientos, hambre, pero que Ida Alexa Wylie, recuerda de este modo:
"Durante dos años de locas y a veces peligrosas aventuras, trabajé y luché hombro a hombro con mujeres sensatas, vigorosas, felices, que reían a carcajadas en vez de reírse por lo bajo, que caminaban libremente en vez de contenerse, que podían ayunar más que Gandhi y salir del trance con una sonrisa y una broma. Dormí sobre el duro suelo entre viejas duquesas, robustas cocineras y jóvenes dependientas. A menudo estábamos fatigadas, contusionadas o asustadas. Pero éramos tan felices como nunca lo habíamos sido. Compartíamos con júbilo una vida que nunca habíamos conocido"

Además de reivindicar el voto para la mujer, el feminismo se unió a la causa antiesclavista en EEUU y a favor del voto negro. Y ahí vino su segundo desengaño. El voto negro se consiguió en 1870, pero sólo para los hombres, que, una vez conseguido su derecho pasaron de reivindicar el de sus mujeres, que llegó en 1920. 50 años de diferencia en un país que siempre se ha considerado profundamente racista. Pocas veces se habla de ser también un país tremendamente machista. De hecho, ya ha tenido un presidente de color y no se ven trazas de que haya una presidenta en un futuro próximo.

Sojourner Truth, en un discurso en Convención de los Derechos de la Mujer en Akron, mostró, de forma muy emotiva y pasional, no sólo la discriminación del hombre hacia la mujer, si no la doble discriminación de la mujer negra:
"Buenos, niños, donde hay mucho jaleo algo anda desbaratado. Creo que, entre los negros del sur y las mujeres del norte, si entre todos hablamos de derechos, los hombres blancos estarán en apuros muy pronto. Pero, ¿de qué va todo lo que estamos hablando?

Ese hombre de ahí dice que las mujeres necesitan ayuda para subir a las carrozas y para sortear las zanjas, y para que tengan los mejores sitios en todas partes. Nunca nadie me ha ayudado a subir a las carrozas o a saltar un charco de barro, o me ha ofrecido el mejor sitio. ¿Acaso no soy una mujer? ¡Mírenme! ¡Miren mi brazo! He arado y cultivado, y he recolectado todo en el granero, ¡y nunca ningún hombre lo ha hecho mejor que yo! ¿Y acaso no soy una mujer? Podría trabajar tanto y comer tanto como un hombre, cuando puedo conseguir comida, ¡y también soportar los latigazos! ¿Y acaso no soy una mujer? Tuve trece hijos y vi cómo todos ellos fueron vendidos como esclavos y cuando chillé junto al dolor de mi madre, ¡nadie, excepto Jesús, me escuchó! ¿Acaso no soy una mujer?

Entonces cuando hablan de esa cosa de la cabeza, ¿cómo la llaman? (desde la audiencia le susurran, "intelecto"). Eso es, querido. ¿Qué tiene que ver eso con los derechos de las mujeres o los derechos de los negros? Si en mi cántaro solo cabe una pinta y en el vuestro un cuarto, ¿no sería mezquino por vuestra parte que no me dejéis quedarme con la pequeña media medida que me corresponde?
Ese hombre bajito vestido de negro dice que las mujeres no pueden tener tantos derechos como los hombres ¡porque Cristo no era una mujer! ¿De dónde venía tu Cristo? ¡De Dios y de una mujer! El hombre no tiene nada que ver con Él.
Si la primera mujer que hizo Dios fue lo suficientemente fuerte como para que ella sola pusiera el mundo patas arriba, ¡todas esas mujeres juntas tendrían que ser capaces de volver a hacerlo y ponerlo en su sitio! Y ahora lo están pidiendo, más vale que los hombres les dejen.
Les agradezco que me hayan escuchado. Y ahora la vieja Sojourner no tiene nada más que decir."


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En la misma fecha también comenzó el movimiento feminista de las obreras. Este feminismo pensó que podría hacer buenas migas con el socialismo porque compartía con él el análisis y crítica de las relaciones sexuales. Pero de nuevo salieron escaldadas de esta unión, ya que el socialismo creía que lo primero era la lucha de clases y luego ya se vería cuando empezaban con la de sexos.

Fueron fundamentales las aportaciones de las socialistas Clara Zetkin, Alexandra Kollontai y Emma Goldman. Que, además de reivindicar el voto y los derechos de las obreras, se movilizaron por un cambio en las tradiciones y costumbres que regían su vida, y, sobre todo en la necesidad de cambiar la relación matrimonial.

Tras la Segunda Guerra Mundial hubo una reacción inversa al feminismo que trató de devolver la mujer al hogar, y este quedó un poco difuminado. Hasta que se publicó "El Segundo Sexo" de Simone de Beauvoir y de nuevo volvió la ilusión y la lucha.

Simone de Beauvoir fue la que puso forma por fin a la división entre sexo y género, con su famosa frase:"No se nace mujer, se llega a serlo"

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En los 60 en EEUU, nace el feminismo liberal, en reacción a la idea que llevo exponiendo durante todo el escrito. Las mujeres siempre han estado trabajando para otras causas, pero siempre se dejaban su lucha para el final. Era el momento de tomar las bridas de su destino. Y creen que la solución está en la inclusión de las mujeres en la vida pública.

En los 70, además de creer que tenían que poner en la agenda pública el movimiento feminista, se cansaron de esperar que los hombres les ayudasen, por lo que fundaron el Movimiento de Liberación de la Mujer, que dio paso el movimiento radical.

Se llama radical porque va directa a la raíz del problema (El patriarcado), no porque lo hagan con gritos, insultos o actos vandálicos, como, anecdóticamente, creen algunas personas.

Y se movilizan, no solo por ganar espacio público, como dicen las liberales, sino también por el espacio privado. De ahí su slogan: "Lo personal es político"

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También forma parte de su lucha la sororidad: la hermandad entre mujeres que permite crear redes de apoyo.

A partir de aquí han ido surgiendo otras corrientes feministas, con los mismos objetivos, pero con diferentes formar de abordarlos, como el feminismo institucional, el ecofeminismo o el ciberfeminismo.

El último desamor que ha sufrido ha venido del movimiento LGB, que ha mostrado su apoyo a la teoría Queer. Una teoría que cree que cada persona puede elegir el sexo al que pertenece en función de sus sentimientos. Las leyes aprobadas en otros países basadas en estas teorías están favoreciendo el borrado de las mujeres. Todos los derechos adquiridos a lo largo de estos años.

Como veis el feminismo son siglos de lucha. De tratar de alcanzar la igualdad entre ambos sexos. Tenemos una deuda con aquellas que dedicaron su vida a la reivindicación de los derechos de las mujeres.

Derechos que ahora tenemos tan asumidos que nos cuesta pensar que alguna vez nos faltaron. Como, por ejemplo, el derecho a la educación, que tanto defendió Concepción Arenal en España. Según sus palabras: "La sociedad no puede en justicia prohibir el ejercicio honrado de sus facultades a la mitad del género humano".

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Después de leer todo esto. ¿Te consideras feminista? Puedes probar a medir tu feminismo en nuestro femitest. https://forms.gle/s7TpBLArBK4Ae9fs6


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