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Centro de Prevención/ P.E.A
Sobrarbe cuidadora de las emociones
Hoy vamos a hablar de cómo el estrés puede afectar a nuestra salud emocional. En la actualidad resulta ser un problema de salud pública, ya que afecta a la población y es el causante de patologías o el agravador de las que existen.
Podríamos describirlo como una reacción fisiológica del organismo, donde se agudizan las capacidades mentales y físicas para hacer frente a lo que supone una dificultad o amenazada. Una situación de estrés puede ser, beneficiosa, útil y protectora, cuando la situación lo requiere, ya que nos puede ayudar a mejorar el rendimiento, agudizar la concentración y ser más productivos, por ejemplo, con una fecha de entrega para agudizar las capacidades para hacer un trabajo, para llegar a un sitio a la hora, para exponer en público, realizar una competición, para alertarnos de un peligro. Su función ha sido y es una reacción innata y necesaria para el desarrollo humano, siempre y cuando se cumpla el ciclo de volver a la "normalidad".
A nivel fisiológico resumidamente explicamos las principales acciones del cuerpo ante una situación estresante; se activan las glándulas de la hipófisis que activan las hormonas del estrés, las glándulas suprarrenales responden a la llamada y aumentan la producción de cortisol y adrenalina, entre otras. El cortisol disminuye la respuesta inmunitaria y disminuye la actividad intestinal, la adrenalina, aumenta la atención, la velocidad de reacción, el pulso, la presión y la oxigenación.
En una primera fase, se activa una alarma que activa todas estas acciones para disponer de recursos para responder, el cuerpo se mantiene con las reservas que le quedan, y de esta manera se puede poner al cuerpo en un estado de máximo trabajo. Después de haberse logrado el objetivo y el estímulo dejar de estar presente, las funciones deberían desactivarse y volver al punto base. Cuando el estrés no se desconecta, y las reservas y el sistema siguen trabajando al máximo, es cuando viene el agotamiento. ¿Por qué antes podía mantener el estrés con facilidad y ahora siento que me bloqueo y no puedo con lo que antes podía?
La energía de adaptación al estrés es limitada y si se superan las capacidades de resistencia, el organismo entre en una fase de agotamiento, con alteraciones psicosomáticas. ¿Por qué antes era capaz de hacer varias cosas a la vez y ahora me bloqueo con 1 o 2? Cuando nos hacemos estas preguntas puede ser que sea porque hayamos llegado a nuestro límite.
Algunas señales que pueden indicar que hay estrés mantenido, podrían ser, estar haciendo un trabajo y pensar en otra cosa, ponerse a descansar y no poder por estar pensando en las cosas que hay que hacer después o al día siguiente. Esto significa que los sistemas de activación no paran nunca, y, por lo tanto, producen un agotamiento que puede afectar a nuestro sistema inmune y dejarnos desprotegidos de los agentes externos y producirnos síntomas (como ansiedad, depresión, fatiga, síndrome de Burn Out, síndromes psicosomáticos, dolores de cabeza, musculares). En el caso de la ansiedad, por ejemplo, se activa, cuando la alarma no tiene sentido, es desproporcionada a la amenaza (por ejemplo, tener síntomas físicos como taquicardias o mareos sin razón, ataques de pánico sin peligro aparente sino sistemáticas delante de situaciones determinadas).
¿Por qué nos estresamos? Por una situación nueva que nos va a generar cambios, por la incertidumbre de lo que va a suceder, por falta de habilidades o alto rendimiento de esa actividad.
¿Nos afecta el estrés de la misma manera? No, esto depende de los diferentes estilos de afrontamiento, variables de la personalidad, estrategias de acción, así como la adaptación posterior de la persona al estrés.
El estrés es bueno cuando provoca una activación acorde para conseguir el objetivo, dar un discurso, hacer una competición, vivir alguna situación extrema, realizar un examen, cumplir con un día de trabajo intenso. Pero deja de serlo cuando nos genera ansiedad, cuando interfiere en áreas de nuestra vida, cuando ocasiona un exceso de esfuerzo que agota, cuando genera sufrimiento y desgaste personal, cuando nos desregula psicofisiológicamente (alteraciones hormonales, cardiovasculares, musculares, digestivas, etc.)
Para épocas de estrés es bueno tirar de recursos compensatorios, como el apoyo social, autocuidado, experiencias agradables. Algunas pautas que nos pueden ayudar, son dormir de 7 a 8 horas diarias, meditar, pasear por la naturaleza, dejas los dispositivos que nos activen o adormezcan el pensamiento y conectarnos con los sentidos, ponernos metas realistas y asequibles, incluir en nuestros horarios de trabajo o de ocio, tiempos de descanso
¿Para qué? Para desconectar los sistemas de activación del estrés, volver a coger fuerza, renovar las energías y tener mejor calidad de vida.
Las situaciones estresantes forman parte de nuestra vida, no van a desaparecer, pero si debemos aprender a identificarlas y reducirlas a niveles que no nos generen sufrimiento o enfermedad.
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